domingo, 16 de enero de 2011

Las células madre:

¿Que son?
Las células madre, son células indiferenciadas, que tienen la capacidad de autorenovarse, produciendo nuevas células madre, o en condiciones adecuadas, células especializadas en alguna parte del organismo.
Hay tres tipos principales de células madre:

Células madre embrionarias:
Las células madre embrionarias sólo existen en las primeras fases del desarrollo embrionario y son capaces de producir cualquier tipo de célula en el cuerpo. Bajo las condiciones adecuadas, estas células conservan la capacidad de dividir y hacer copias de sí mismas indefinidamente. Son células pluripotentes, porque, aunque por si solas no pueden dar origen al organismo completo porque necesitan la placenta, son el origen de todos los tipos celulares y tejidos del individuo adulto.

Células madre adultas:
Las células madre adultas, también conocidas como células madre específicas de tejido, están presentes en los adultos, los niños, los recién nacidos y fetos en desarrollo. Las células madre adultas son más limitadas y especializadas que las células madre embrionarias porque tienen la capacidad para hacer sólo uno o dos tipos de tejido. Su principal función es remplazar las células que mueren dentro de un órgano o de un tejido. Como por ejemplo células de sangre y del sistema inmunológico, células cerebrales, o células musculares. Las células madre adultas también tienen una capacidad más limitada para reemplazarse que las células madre embrionarias.

Células madre IPS:
Las células iPS son células adultas reprogramadas a comportarse como células madre embrionarias. Estas células nunca podrían ser utilizadas en los pacientes porque el uso de virus para reprogramar las células adultas predispone las células a cáncer. Como resultado, estas células no pueden reemplazar el uso de células madre embrionarias.

Aplicaciones terapeutas:
La ciencia de células madre es una de las áreas más importantes en la investigación biomédica actual. Ya ha dado ideas claves sobre la escurridiza biología del desarrollo humano y tiene un gran potencial para aumentar nuestra comprensión sobre enfermedades devastadoras.La investigación de células madre embrionarias puede producir tratamientos nuevos y más eficaces para graves enfermedades humanas y puede aliviar el sufrimiento de miles de personas. Algunos ejemplos son enfermedades como la diabetes juvenil, la enfermedad de Parkinson, la insuficiencia cardíaca y lesiones de médula espinal.

Los embriones:

Los embriones utilizados para la investigación de células madre tienen aproximadamente el tamaño del punto al final de esta frase. Se derivan de embriones de cuatro y cinco días de edad que se crean mediante la fertilización in Vitro. Los embriones en esta etapa, llamados blastocistos, son esferas que contienen unas 100 células. No tienen ningún sistema nervioso, ningún corazón, ni tejidos especializados. Muchas de las células son todavía indiferenciadas, lo cual significa que pueden convertirse en cualquier tipo de célula en el cuerpo humano.

No hay conflicto entre la adopción de embriones y la investigación de células madre, ya que los padres deciden si donar sus embriones no utilizados a otros, desecharlos, o donarlos para la investigación médica.

La clonación:

Cuando se habla de células madre y clonación, es importante distinguir entre la clonación reproductiva y lo que los científicos llaman la clonación con fines terapéuticos, ellos lo que hacen es extraer el núcleo de un óvulo no fertilizado donado y se reemplaza con el núcleo de una célula adulta, como por ejemplo una célula de piel. Dadas las señales correctas, se puede engañar el huevo para que se divida repetidamente. El producto resultante de transferencia nuclear puede desarrollarse durante varios días. A continuación, se quitan algunas células y se colocan en una placa de laboratorio, donde crecen y se convierten en una línea de células madre embrionarias que puede ser utilizada para la investigación.

Legislación:
Actualmente, la Unión Europea no cuenta con legislación común sobre la producción y el uso de células madre procedentes de embriones humanos. El pasado noviembre se acordó no utilizar los fondos comunitarios para este tipo de investigación hasta que finalice este año y se llegue a una solución definitiva.

Por lo general, hay menos voces en contra a la hora de obtener células embrionarias cuyo origen se encuentra en embriones ya existentes, en este sentido esta práctica ya se está utilizando en Suecia y Reino Unido, aunque en Finlandia, Grecia y Países Bajos, también lo permiten legalmente, y Bélgica, Dinamarca y Francia estudian hacerlo. España, Irlanda, Dinamarca y Austria lo han prohibido hasta el momento.

Según la ética:

Algunos problemas bioéticos atraen de manera especial la atención de la opinión pública en todo el mundo. Por lo general, son los que tienen más directamente que ver con el respeto a la vida y a la dignidad de los seres humanos como, por ejemplo, el aborto, la eutanasia, la reproducción asistida, la experimentación con humanos, etc. El uso científico y terapéutico de las células madre se ha incorporado recientemente a esa nómina de cuestiones bioéticas apasionadamente debatidas por la opinión pública mundial. La razón estriba en que nos encontramos ante unas células con un enorme potencial terapéutico pero cuya obtención resulta, en algunos casos, éticamente controvertida, al exigir la destrucción de embriones humanos.
Las células madre, junto con la manipulación genética, van a constituir dos pilares básicos de la medicina de los próximos años. La tecnología genética impedirá la aparición de muchas enfermedades inscritas en nuestros genes. Las células madre, por su parte, proveerán de tejidos y órganos de repuesto a medida que los nuestros se vayan deteriorando.Todo ello contribuirá a la mejora de la salud y de la vida de las personas.
sin embargo la ética de todo esto piensa que La principal fuente de problemas deriva del uso de embriones como “materia prima” para obtener esas células. El embrión es un ser completamente desprotegido, incapaz de defender sus intereses por sí mismo y con una apariencia nada semejante a la de un ser humano adulto. Esas tres circunstancias han conducido a muchos a considerar que el embrión no es todavía un ser humano y que, por tanto, puede ser utilizado al servicio suyo.
Pero esas circunstancias no quieren decir que todavía no estemos ante un ser humano, sino que la fragilidad es inherente a la condición humana y que esa condición se manifiesta máximamente en los inicios del ser humano.

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